¿Es posible poner orden y controlar la situación para que no se desborde?
Aquí va un pequeño kit de supervivencia para estas fiestas.
Es posible, es nuestro deber, y es una gran oportunidad para seguir educando y transmitiendo valores a los más pequeños.
En el momento de escoger los juguetes debemos pensar en cómo son nuestros hijos, sus gustos y preferencias, pero sobre todo en sus necesidades.
Me permito dos reflexiones. La primera sobre cuáles son las necesidades reales de los niños según su edad y circunstancias, y cuáles son necesidades innecesarias para ellos, pero que les creamos nosotros desde nuestro mundo adulto, condenándoles a cargar con ellas a partir de ese mismo instante.
La segunda sobre la conveniencia de satisfacer todos sus deseos y demandas sin ningún tipo de restricción. Podemos –caso de que podamos realmente- comprar todo lo que nos pidan; o podemos por ejemplo proponerle que escoja entre varias opciones. Porque “no siempre podemos tener todo lo que queremos “, “hay muchos niños en el mundo y hay que repartir”, o cuando ya son más mayores “no podemos gastarnos tanto dinero y debemos escoger qué es lo que más nos gustaría tener”. De esta forma estaremos trabajando su independencia y responsabilidad en la toma de la decisión, su generosidad, la tolerancia a pequeñas frustraciones, y además seguro que el regalo escogido tendrá un valor mucho más especial.
Organización familiar: Cada casa y cada familia tiene sus rituales y tradiciones. Podemos respetar dichas tradiciones y al mismo tiempo poner un poco de orden. La consigna sería valorar la calidad sobre la cantidad, es decir: a menos juguetes más ilusión. Los adultos nos podemos poner de acuerdo sobre la cantidad o calidad de los regalos, hacer regalos conjuntos…. Ya que siempre será mejor menos y bien escogido que mucho e improvisado.
Valores de consumo responsable: Para los niños son unas fechas muy especiales y las viven con mucha ilusión. Las tradiciones culturales, reuniones familiares y personajes mágicos suelen venir acompañados de una lluvia de regalos y juguetes que inevitablemente inunda todas las casas habitadas por niños.
Es un buen momento para enseñar a cuestionar el valor que damos a las cosas, apreciar las ventajas de la calidad frente a la cantidad, y fomentar una visión crítica de la publicidad y del consumo en general.
El “buen juguete”, para serlo, ha de ser deseado por el niño. Y sobre todo ha de potenciar el juego; ya que jugar es la principal actividad de la infancia y el motor de su desarrollo cognitivo, psicomotor, emocional y social. Es una misión muy seria la suya, pero lo es todo el año, no sólo durante las fiestas de Navidad. Debemos ponernos en su lugar y pensar que los niños no siempre están preparados para asimilar tal bombardeo de estímulos y novedades a la vez. Si los juguetes se acumulan de forma excesiva en breve espacio de tiempo podemos provocar el efecto contrario al deseado: que pierdan valor, generen desmotivación o aburrimiento y frenen su imaginación; una pena.
Rotación de juguetes: Una vez pasados los días de fiesta y en función de la cantidad de regalos y juguetes, es mejor no dejárselos todos a su alcance ya que probablemente no podrá disfrutarlos simultáneamente. Podemos retirar unos cuantos y pasado un tiempo hacer el cambio; así al tiempo que renovamos estímulos estaremos aumentando el valor que da a los juguetes.
Retirada digna: Seguro que con la llegada de nuevas incorporaciones, muchos juguetes se quedarán obsoletos bien por edad o porque ya no despierten su interés. Tenemos varias opciones:
– Regalarlos a conocidos que les puedan dar un segundo uso.
– Donarlos, son muchas las opciones y muchas también las familias necesitadas.
http://milyunjuguetes.com/donacion-y-recogida-de-juguetes-usados
– Reciclarlos, ahí van algunas ideas.
https://www.youtube.com/watch?v=NlXjRB8vEoY
No es tan importante qué opción escojamos, como que en la medida de lo posible nuestros hijos participen y se impliquen en la toma de decisiones. De esta forma estaremos fomentando su responsabilidad, trabajando valores de generosidad y solidaridad, y sobre todo evitando que crezcan con excesivo apego a lo material.
Poniendo orden: Con las nuevas incorporaciones es el momento ideal para poner orden ya que estarán más motivados. Importante como siempre contar con su participación e implicación, puede ser hasta divertido, y si ha participado en el proceso, es mucho más probable que después colabore a la hora de mantener el orden. Nos pueden ayudar a elegir la ubicación, orden, recipiente. Podemos poner carteles o imágenes para identificar el contenido, crear rincones….pero sobre todo podemos aprovechar para poner normas sobre cómo o dónde usar los diferentes juguetes: la plastilina y las pinturas en la mesa, los cuentos bien cuidados y colocados, cada noche antes de acostarnos todo recogido. Las podemos hablar y negociar conjuntamente.
Para terminar, sólo recordaros que la mejor forma de añadir valor a un juguete es compartir nuestro tiempo jugando con ello; éste será seguro nuestro mejor regalo.
Pd: ¿Seguro que papá pidió unos calcetines?, 😛
Elena Vélez.
El problema no somos los padres, sino los abuelos, los tíos….
Cierto, siempre cabe negociar con ellos una estrategia común para poner un poco de orden.
Sé que es complicado.
Ánimo y suerte.